RECINTO DE LUNE

Me presenté con cara de pocos amigos y una sonrisa burlona que había comenzado a formarse cuando me di cuenta de que el insolente joven que antes había irrumpido en mi recinto ahora se encontraba aquí, de haber tenido tiempo, me habría preguntado qué era lo que buscaba, sin embargo, ahora tenía otro objetivo.

- ¿Ocupado? - dije mientras me recargaba en una columna - Ven conmigo - sus ojos se abrieron y me miró con algo que no supe si identificar como odio o indignación, quizá era una inconstante mezcla de ambos, sin embargo, no avanzó, se quedó inmóvil en su lugar - No es una sugerencia.

Observé al patético guerrero que decía haberse perdido en el inframundo y sonreí de nuevo.

- Veo que también han llegado hasta acá... que molestia - lo dije porque sabía que el niñato ese se enfadaría y diría alguno de sus comentarios quejicas que tanto me divertían. Así que sin darle tiempo de nada, utilicé mi técnica sobre él para dejarlo inmóvil.

Me acerqué a Lune con lentitud, disfrutando de su mirada aterrada con cada paso que daba, pude haberlo inmovilizado, pero preferí llevarlo a la fuerza, así que cuando estuve suficientemente cerca de él lo envolví en un abrazo que de inmediato rechazó, sonreí, me encantaba tenerlo de esa forma, abrazado mientras él se resistía, como si le repugnara tanta cercanía.

- Vamos Lune, sé un buen chico y ven - logré colocarme detrás de él aunque lo cierto es que casi tuve que sacarlo arrastrando.

- En cuanto a ti - le dije al niñato insolente de Asgard - puedes esperarlo si así lo deseas, aunque... no puedo asegurarte que vaya a regresar jajajajajaja.

Después tan solo salí.