..:: Templo Milo de Scorpio::..

-¡Milo!

Es que quién sabe si me oiga, ¡el Bichito suele ser tan descuidado! Entro con el ramo de flores rojas dispuesto ordenadamente en mis brazos, mirando a un lado y otro y notando una sola cosa: no hay cambio visible, y eso ha de deberse también a que los Escorpio pecan las más de las veces de holgazanería.

Y de este qué puedo decir... tirado en el sofá con una paleta helada en la boca y con un gesto de aburrimiento que ni para creer.

-¿Está rica? -le pregunto, enarcando una ceja con una sonrisita y dejando el ramo en el mismo sofá en que está sentado, a un lado de él.

Le sonrío con un movimiento de hombros, estirando el cuello con orgullo aun cuando él ya se ha levantado para ofrecerme una paleta idéntica a la que él está saboreando.

-Yo ya sé que estoy delicioso -le digo, enarcando las cejas-, y espero que el helado esté casi tanto como yo.

Le hago un guiño, tomando la paleta y llevándomela a los labios, dejándola casi enseguida porque me ha preguntado por el rano de rosas que traje conmigo. Viéndolo tan animado, hace que yo también sonría ampliamente y le responda así:

-Son para ti, por supuesto -se las extiendo para que queden en su regazo-. Digo, ¿tú crees que me voy a estar molestando en cortar rosas para cualquiera? ¡Nada más para mi querido Bichito!

Le pellizco una mejilla, haciéndole una mueca como si se tratara de un niño... Bueno, quizá sí es un niño, pero uno muy, muy lindo.

Lo veo ir a poner las rosas que le obsequié en un florero y meneo la cabeza con una sonrisa. ¡Qué muchacho! Tan acelerado como es, sólo me queda sonreírle todo el tiempo y, ahora, cruzar una pierna sobre la otra mientras sigo degustando de la paleta que Milo me dio antes.

-No me digas que ya te la acabaste -le pregunto, enarcando una ceja, francamente admirado de su velocidad para comer-. Deberíamos ir un día a Athenas a uno de esos restaurantes de "coma todo lo que pueda" -le digo emocionado-; ¡incluso podrías ganar un concurso de...!

Me callo. El Bicho se acerca con ese caminar sensual tan característico en él, lento como el escorpión que está por inyectar el veneno a su presa.

-¿Qué te pasa? -cuestiono, subiendo las piernas al sofá... ¡Qué tal si me pega!


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Off: Nah, no te preocupes, postea
cuando puedas. ^^

-¡Oye! Yo también hago la limpieza, así que ni te quejes.

Le miro ceñudo y a punto de decirle que nada más por eso debía regalarme otra paleta; sin embargo, mis palabras se quedan para siempre en mi boca cuando sus labios se unen a los míos con una rapidez extraordinaria.

-¡Milo! -me sorprendo, mirándole a los ojos, esos hermosos ojos suyos de turquesa.

No es que me haya molestado... ¡Esperen! ¡De hecho no me molestó nada! Y como definitivamente Milo hace que en mí aflore una extraña actitud mucho menos precavida que de costumbre (y eso que no soy precisamente muy cuerdo en lo que hago...), pienso que la vida es muy corta y me aventuro: tomo el rostro de mi compañero y lo beso con pasión, moviendo mis labios con la mejor técnica que me sé.

-Así es como se hace -jadeo, echando la cabeza hacia atrás y despeinando mi rizado cabello.

¡Wow! Quisiera decirle que sus besos delatan mejor que nada tooooda la expriencia que seguramente tiene en estos ámbitos. ¿Más que yo? ¡Probablemente! Mueve los labios, esos carnosos labios suyos, como lo haría el mejor maestro: con suavidad, abarcando cada pliegue en mi boca y con ese instinto celoso tan común en los Escorpio que subrayan sus manos en mi cabello.

-Creo que nos llevaremos mejor que antes -río, tomándole de la camisa y tirándome a lo largo del sofá; lo jalo para que cubra con su cuerpo el mío y profundizo el beso: mi lengua se pasea curiosa por el paladar de Milo y mis brazos, alrededor de su cuello.

Suelto un gemidito cuando sus labios se posan en mi cuello, echando la cabeza hacia atrás para que pueda tener una buena vista de lo que está besando. Mis manos pasean a lo largo de su espalda y el calor se apodera de mí. ¡Qué bueno que ya está quitándome la camisa o terminaré asado!

-Bichito... -murmuro, llevando mis dedos a su cabeza para acariciar sus hermosos bucles morados, casi azules- Vas a matarme de deseo si sigues así.

Y es que los besos en el cuello... ¡me matan! Yo también considero pertinente que quede en la misma posición que yo, así que, importándome poco las condiciones en que me muevo, arranco los botones de la camisa de mi lindo Escorpioncito como si estuviera desesperado por sentir su piel. Bueno, quizá sí estoy desesperado; mis yemas corren como locas por su cuello y sus hombros, intentando deshacerse de esa prenda que los cubría.

me apodere de su cuello siendo sus gemidos loq eu llenaban la habitacion lo que me encendia mas su pel era tan suave y blanca que dejaba mis huellas rojizas en el
le quitaba lentamente su camisa para acerle desesperar mas .. escuchando su suave voz entrecortada por el placer lo que me satisfacia lo estaba haciendo bien

subi ms labios hasta los suyos-tu me traes loco-susurre apoderandome de sus labios los cuales tenian un sabor inigualable y deliciosos moviendonos al mismo ritmo

sentiendo sus manos que pronto despojaban mi camisa sintir su manos era lo que deceaba-ohh afrodita eres tan dulce- le dije mientras lentamente lo recostaba en el sillon despojandolo completamente de su camisa tirandola por algun lugar del suelo
mientras sus dedos frios me erizaban la piel esperando anciosos sus movimientos sublimes...
( pues si estaba con el avatar de milo rubio pero hace poco lo cambien a uno de cabello morado..oops ahora no se linda depende de ti , ahora como le hcemos avisame ^^ no hay proble si kieres le cambio nomas vale? besos)

Muerdo casi sin darme cuenta mi labio inferior, en medio de los besos con que Milo me hace gozar: mi cuello se ve atrapado por sus labios expertos, dejando seguramente con esa pasión característica en él varias marcas que me delatarán como suyo. ¡Sólo me hace desear más! Cuando por fin mi camisa sale volando de mi torso, yo ya debo estar lo suficientemente sonrojado para que no se note todo el esmero que puse en maquillarme las mejillas antes de salir de mi Templo.

Porque sí, mi belleza es absolutamente NATURAL, pero a nadie le hace daño un retoque pequeñito, ¿no?...

-¿De verdad te parezco dulce? -sonrío emocionado, dejándome hacer y llevándome un dedo a los labios para pensar en ello- ¡Eso debe ser porque me endulzo de sólo verte!

Mi sonrisita queda desvanecida cuando noto que su pecho ya también está descubierto: un pecho suavemente tostado, terso, musculoso. Perfecto, simplemente. Me hace pensar que Milo y yo somos tan distintos físicamente, pero en deseo... ¡en deseo somos prácticamente iguales! Yo regreso a sus labios para no permitirle escape cuando tiro su camisa cerca de la mía, y llevo mis manos entonces por todo su vientre y hasta sus pantalones, peleándome contra su botón y su bragueta.

-¡Ya quiero sentirte todo! -exclamo con un puchero, forcejeando para abrirme paso bajo su (estorbosa) ropa.


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Off: No, no, está bien si se queda con el
cabello morado. ^^ Es más fácil si cambio
el post, ¿va? ¡Saluditos! ^3^