.:. Pilar del Atlántico Norte .:.

El tacto de sus manos sobre mi piel desnuda me hizo estremecer, recibí sus labios con ansiedad envolviendonos nuevamente en un prolongado beso, mientras acariciaba sus cabellos y su espalda pensaba en que era difícil imaginar que me encontraba en esa situación con un chico que apenas acababa de conocer, me permití sonreír mientras atrapaba sus labios en un nuevo beso, eso ahora no importaba.

Me separé un instante de el para deshacerme de mi camisa dandole mas espacio para continuar con las caricias que segundos antes me estaba brindando, seguí su ejemplo introduciendo una de mis manos bajo su camisa, acariciando su pecho y su abdomen, sintiendo sus bien formados músculos, regresé mis labios a su cuello esta vez mordiendolo con algo de fuerza pero sin llegar a lastimarlo.

Sonreí como respuesta a su comentario, no me consideraba nada del otro mundo... pero era agradable recibir esa clase de halagos. Detuve un instante mis besos en su cuello al escucharle pronunciar mi nombre y no pude evitar pensar que después de todo se oía muy bien, seguí jugando entre su cuello hasta que me sentí caer hacia atras en el sillón quedando Mime sobre mí.

Antes de que pudiera reaccionar sentí sus cálidos besos sobre mi piel bajando hasta mi pecho, no pude reprimir algunos gemidos cuando comenzó a jugar con una de mis tetillas, con mis brazos me aferré a su espalda tal vez arañándolo un poco e incliné mi cabeza hacia atrás sintiendo descargas de placer por mi cuerpo. Entonces noté su mano dirigiendose hacia el broche de mi pantalón, mordí mi labio inferior en un gesto de ansiedad y busqué sus labios para besarlos apasionadamente.

De un momento a otro detuvo su mano que iba hacia el broche de mi pantalon y sus labios ya no estaban sobre los mios lo miré con intriga, casi que con desespero, entonces vi como se despojaba de su camisa, me detuve a observar su delicada y hermosa figura hasta que noté como el retornaba a la acción.

Sonreí mientras recibía sus labios en un apasionado beso y no pude evitar gemir cuando comenzaron sus caricias sobre mi miembro, casi que involuntariamente su nombre escapó de mis labios en un nuevo gemido, escondí mi rostro en su cuello mordiendolo un poco duro a causa del placer que me estaba proporcionando.

En un momento entrecrucé mi mirada con la suya y sonreí traviesamente para llevar mi mano hacia el broche de su pantalón, solo que también lo haría a su manera de una forma lenta e inquietante.