Cabañita en medio del bosque

Bud habia llegado de su cazeria habitual; apenas un par de conejos para la comida y la cena; eran pequeños pero a el le gustaba cazar cosas pequeñas para comer y animales grandes nada más para alimentar su enome ego, o por si necesitara una nueva piel.
Era una persona practica. Y solitaria...detestaba bajar al pueblo, solo a menos que sea indispensable; fuera de ello, amaba su soledad...

....Hubo una descarga electrica en su cerebro, pero prosiguió con sus labor de alimentar el fuego as u cabaña; una parte de el se moría de curiosidad de saber de quienes eran esas presencias que sentia alo lejos. Otra parte de el, le recordaba que no era de incumbencia.

Suspiro.

La verdad estaba aburrido. Mucho.

Otra descarga electrica, sus sentidos percibian el cosmos dealgunos guerreros divinos...¿luchando?...que curioso, contra quien se preguntaba.

Una mueca grotesca apareció en su rostro, que era parecida a una sonrisa sin serlo realmente....era momento de divertirse.

Curioso, la presencia se acerca sin mediar consecuencias. Bud ya no tenia que buscar la fuente de esa energia, esta venía hacía el.
ESTABAn en medio de un bosque lleno de alimañas, lleno de espiritus malevolos...pero ante todo, lleno de trampas.

Bud amaba con demasiado celo su soledad. Adentrarse al bosque era enfrentarle...por lo quehabia diseñado un singular de trmapas, no para animales...sino para cualquier hombre que osase adentrarse A SU bosque.

Entre las ramas de los arboles, estuvo vigilando,ahi podia ver de quien se trataba. No tardo en reconocerle.

<Siegfried...vaya vaya..>

Inexorablemente, el capitan de los dioses guerreros, se acercaba a una trampa.


¿podrasuperarla?

Siegfried no tardo en percibir su presencia...por algo era el capitan de los dioses guerreros. Pero él, Bud si el no quería, no podia ser descubierto. El esconderse y el vigilar eran sus mayores virtudes.

Un paso mas...

Siegfried volteo hacia dondeestaba el, pero no lo pudo ver. Dio el paso deseado, activando una trampa; de pronto millones de filosas piedras se dirigian hacia el...

Sus pasos le habían guiado finalmente hasta la espesura de uno de los bosques aledaños al palacio. Como todos, constaba de altos y tupidos pinos cubiertos de nieve, imponentes testigos de la sangre que ha corrido en aquel bosque denominado "El bosque de la muerte".

En el caso de Syd, él conocía a la perfección su país natal, por lo que las trampas famosas de aquel lugar, no era algo que le intimidara del todo. Lo que más le intimidaba, era intuir el autor de aquellas trampas... Sabía, en el fondo, que se trataba de una persona profundamente solitaria que quería alejarse de la sociedad que marcó su vida.

Un espeso abrigo cubría su cuerpo y su cabeza, tan sólo dejando su rostro ensombrecido libre. El frío de Asgard no era algo a lo que el ser humano pudiese acostumbrarse físicamente; era un frío espeso, húmedo; un frío que prescindía de la piel y enfriaba en el interior: en los huesos. Su rostro permanecía impávido, inalterable, aunque su mente estuviera hecha un mar de dudas. Por alguna razón, el saber que se acercaba al hogar de su hermano, le hacía querer retroceder en sus pasos y huir...

¡Pero basta, basta de huir!

No podía seguir corriendo de su pasado, de su presente. Sólo podía arreglar las cosas con su único familiar para poder reparar su futuro pronto. Porque aunque nunca compartió su niñez o adolescencia con su hermano, siempre sintió un vacío que le indicaba que algo faltaba, algo que descubrió el día en que esos caballeros de bronce invadieron el Palacio.

Sonrió, recordando aquellos tiempos. La valentía de aquellos niños era de admirar y temer, pues incluso a él le habían derrotado tras un gran esfuerzo... En fin, volvió a centrar su mirada en la cabaña que distinguía entre la espesa cortina de nieve, sabiendose cerca de su cometido. Por otro lado, pudo sentir el cosmos de otro Dios Guerrero muy cercano; sin embargo, Syd no quería precisamente que toda Asgard se enterase de aquella visita, por lo que prefirió rodear la cabaña y acercarse en sentido opuesto al que lo hacía el supuesto guerrero.

Las flechas habían sido esquivadas, todas; lo cual era esperarse de un guerrero como Siegfried. Pero todo carecía de importancia alguna; Bud lo había sentido...y era demasiado tarde.

<<Luz...>>

Las sombras necesitan a la luz para existir. Algo, que porsupuesto nunca aceptaría del todo. Desde el arbol en que había espiado a Siegfried en las sombras, Bud le miró de reojo antes de volverse hacía su cabaña. El capitán podía entretenerse con más trampas en el camino.

Luz se alejaba de donde estaba...pero el no permitiria que se fuera...Con una velocidad impresionante, y sin el más mínimo de los ruidos, Bud pudo vislumbrar una figura que era su figura...un reflejoinvertido...

Y entonces se detuvo...¿que decirle...?...Fueron sus impulsos lo que lo llevaron hacía él, pero no tenia ni idea de que decirle. Se quedo inmovil, cobijado en sus amadas sombras, quienes lo protegian.

Sin embargo Syd ya sabia que estaba ahí...

**

HOLAAA

No podría decir que fue algún sonido u olor lo que le advirtió de la presencia de su hermano. Al contrario, fue una profunda e inconsciente corazonada la que le hizo saber que su gemelo se encontraba en lo alto de un árbol, observándole.

Syd respiró profundo, armándose de valor antes de corresponder a la mirada, a pesar de la distancia. Sus ojos hicieron una conexión tan intensa con los del otro, que de pronto los metros de altura se redujeron simbólicamente a milímetros...

Siempre había sido así.

Syd siempre había sentido a Bud cercano, aún cuando nisiquiera supo de su existencia. No era algo que pudiese explicar, era un sentimiento ambiguo que siempre le acompañó desde su niñez. En cualquier caso, intentó concentrarse en su presente, sorprendiéndose inmóvil ante la pequeña cabaña.

- ¿Vas a quedarte ahí o bajarás? - pronunció, con la menor dureza que sus labios le permitían. No quería sonar demasiado rudo, pero sí con la firmeza necesaria para dirigirse a su hermano sin desplomarse, atormentado. La brisa le pareció en esos segundos más fría de lo normal, probablemente por un frío que sentía en su interior e intentó ignorar durante muchísimo tiempo.

¿Vas a quedarte ahí o bajarás?

Desde la sombras, Bud sonrió y cerrando los ojos salió de su escondite para dejarse ver, pero guardando una distancia prudente. Sus ojos resplandecían bajo ese ceño frundido, muestra que no era indiferente aunque ni el mismo podía comprender sus sentimientos en aquel momento.

Miraba a Syd como si se viera reflejado en un espejo de feria. Chasqueó la lengua.

- ¿Qué haces aqui? - preguntó hoscamente, como si reclamará enlugar de preguntar. En aquel momento, no podía quitarse de la mente, el momento en que estuvo dispuesto para matarle pero que finalmente no había sido capaz de hacerlo...

La imagen de cargar su cadaver en medio de una tormenta de hielo y luego morir el de agotamiento...

<<Luz...>>